Puta sensación... sensación de esperar por algo que no va a llegar, sensación de odio y desprecio a tu persona, sensación de frio... ¡puta sensación de tristeza!
domingo, 20 de noviembre de 2011
Puta sensación.
¡NO TE RINDAS!
Cuando la suerte sólo muestre su cara más activa, y el camino que elijas resulte cuesta arriba, cuando el dinero sea poco y las deudas muchas, y te agobie el temor que la duda siempre brinda, descansa si es preciso, pero nunca te rindas.
El final está más cerca de lo que parece, nunca es más negra la noche que cuando amanece, generalmente el luchador que se ha retirado lamenta aquel triunfo que pudo haber alcanzado, pues el éxito no es más que el revés del fracaso, y del fracaso al triunfo suele haber sólo un paso, recuerda que en la vida siempre hay altos y bajos, y sólo ascenderá quien comience desde abajo, todos aquellos que se declararon vencidos podrían haber ganado de haberse mantenido.
No te rindas, aunque la victoria este lejana, otro esfuerzo puede hacerlo realidad mañana, por ello, cuando más adversa sea tu suerte, cuando la vida misma te golpee más fuerte, cuando todo parezca resultar imposible, continúa infatigable tu trabajo, impasible sin vacilar un momento ni una duda sentir, pues entonces es cuando menos te debes rendir.
Quieres un polo?!
Como por arte de magia.
Miraba la pantalla en busca de un toque de inspiración. Nada. Intentaba abrir su mente, expandir su imaginación y que un nuevo sentimiento le inundara para luego plasmarlo en la pantalla. Nada. Solo podía ver una página del Word abierta inútilmente con una rayita vertical que parpadeaba con pertinencia, aburrida, cansada, con la vaga esperanza de que de repente, como por arte de magia, brotaran letras de su interior para crear una nueva historia que llegara a ser leída algún día… Nada.
- Definitivamente, hoy no es mi día. Quizás debería descansar un poco. Lo intentare mañana de nuevo – dijo Paola cerrando de forma brusca el portátil que reposaba sobre sus piernas.
Se sentía algo decepcionada consigo misma, no había logrado ni siquiera poner un título a esa historia que no tenía ni principio ni fin.
Lentamente se levantó de la cama sin hacer ni un solo ruido y se dirigió al baño. Eran las tres de la mañana, se había pasado horas pensando en algo que escribir en el dichoso portátil, pero era inútil, ella no tiene manera de escritora. Abrió el grifo y dejó que el agua corriese libre, sin ataduras, sin nada que la detenga, solo un obstáculo: ese desagüe, el cual sorteaba sin dificultad alguna adentrándose en un mundo nuevo que le llevaría "a-vete-tú-a-saber-dónde". Ella no tiene manera de escritora…
- ¡Qué estúpida! – Exclama en voz baja para sí misma – siempre me dejo influenciar por lo que me dicen la gente, debería intentar escribir sólo porque se expresarme y porque tengo manera de filósofa… bah… ¡valla tontería, es una pérdida de tiempo!
Se frota enérgicamente la cara con ese chorro de agua y se mira fijamente en el espejo sin llegar a verse. Esta cansadísima, ha sido un día aburrido y largo pero no puede evitar que el cuerpo le pese, normal, lleva todo el día sentada. Se cruje la espalda y con un quejido vuelve a la cama, aparta las sabanas. Hace calor, se levanta de nuevo y abre un poco la ventana, pone la mosquitera y se acuesta. Cae derrumbada contra el colchón, ni siquiera se tapa, está realmente agotada. Solo le queda la vaga imagen de la pestaña del Word abierta y la rayita implacable. Y un último pensamiento: Ella no tiene manera de escritora… o tal vez sí.